domingo, 14 de julio de 2013

Hombre olvidado, nuestro Prócer de la Igualdad: Juan Germán Roscio.

Diego F. Rimer B.
@diegorimer

La Historia de Venezuela ha tendido tradicionalmente a exaltar los liderazgos militares; sin embargo, en nuestra historia han estado presentes héroes civiles, héroes que son el sello indiscutible de nuestra convicción democrática y progresista que nos distingue de una sociedad que venera el culto a las armas, por una sociedad amante de la paz, la tolerancia y el dialogo ciudadano, como elementos primordiales en la construcción de la democracia, ésta, como sistema político corresponsable, ideal para satisfacer las genuinas necesidades de los pueblos, por ello, es menesteroso dar honor a quien honor merece, y más aún si se trata de un gran hombre, ilustrado y avanzado a su época, de gran convicción y una profunda fe, Filósofo de la Libertad, prócer de nuestra independencia y estandarte del civismo él fue: Juan Germán Roscio.
Juan Germán Roscio Nieves, nació San Francisco de Tiznados, Guárico, el 27 de mayo de 1763, hijo de un padre europeo y una madre mestiza, de padres indígenas; ello será en él, la expresión genuina de la configuración representativa de la identidad venezolana y la identidad latinoamericana, es decir, la mestiza, la plural.
 Roscio cursó estudios de Derecho Canónico y Derecho Civil en la Real y Pontificia Universidad de Caracas[1] obteniendo los títulos de Doctor en Derecho Canónico y de Doctor en Derecho Civil. Desde su juventud fue una persona consciente de la realidad socio-cultural en la cual estaba desenvuelto; insatisfecho con la desigualdad existente en la Venezuela colonial, respecto de la trata a las personas acorde a su origen racial y económico, además, Roscio fue influenciado durante el desarrollo de sus estudios superiores por los grandes procesos revolucionarios del siglo XVIII como la Revolución Norteamericana y la Revolución Francesa, éstos marcaron su concepción estructural de una sociedad justa a través de mecanismos de inclusión y transformación que reenfocaran a la América hispánica con un rígido sistema de estamentos, por uno libre e igualitario entre las personas, sin distingo de raza, sexo, religión o estatus económico.

Juan Germán Roscio, será conocido como uno de los primeros pensadores de la América hispanohablante que propugnará la igualdad acorde al Derecho Natural de los seres humanos, asimismo es el primer abogado de América que iniciará un proceso judicial en defensa de los derechos civiles de una persona mestiza, esta fue Inés María Páez, una mestiza casada con un mantuano, que decidió llevar una Alfombra para arrodillarse en el templo, cosa solamente permitida a las señoras de la nobleza (Mantuanos y Peninsulares), ante la ofensa de los Señores del Cabildo de Caracas, presentes en la Iglesia, decidieron enjuiciarla y, en este caso, Roscio saldrá victorioso, haciendo que la Junta Suprema de Caracas permita a raíz de este caso el uso de alfombras para toda la población de Venezuela en la Iglesia (Esto puede parecer hoy insignificante o inclusive absurdo, pero constituye un cambio importante socialmente hablando en una sociedad estamental como la de la Venezuela Colonial).[2]

Roscio no sólo fue un defensor a ultranza de la igualdad y libertad que todo hombre y mujer tiene en el ámbito de la abogacía, sino que además incursionó activamente en la política y fue elegido “Diputado del Pueblo” en 1810 Como miembro de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, pero desde allí, acorde a su formación y respondiendo a las fuertes contradicciones que representaba el sistema monárquico, presionó y luchó de forma abierta a favor de la emancipación del territorio de Venezuela, ésta, concretada el 5 de julio de 1811, con la Declaración de la Independencia de Venezuela, mediante la redacción del Acta de la Independencia, de la cual Roscio fue corredactor, siendo aprobada por todos los Diputados del territorio de la naciente República de Venezuela el día 7 de julio de 1811, con la sola excepción de Manuel Maya, diputado por La Grita. Poco a poco la fueron firmando los representantes, hasta que el 18 de agosto de ese mismo año estamparon las últimas firmas que sellaron el destino de Venezuela.

Desafortunadamente en 1812, la Primera República cae, Roscio es exilado y arrestado por Monteverde, siendo trasladado a Ceuta[3], donde empieza a trabajar su obra máxima que se traduce en su visión Política y Jurídica del sistema Liberal, bajo la acepción interpretativa de la Biblia, siendo ésta un trazado de corte teológico, filosófico y moral que colisionará con las acepciones tradicionales de la Iglesia Católica sobre el manejo del poder y la cualidad de los seres humanos, convirtiéndose en un antecedente importante al desarrollo de pensamientos político-religiosos como la “Teología de la Liberación”, la obra fue intitulada “Triunfo de la libertad sobre el despotismo” y se publicó en Filadelfia, Estados Unidos, en 1817.

Finalmente, Roscio retorna a Venezuela, donde se desempeñará como Presidente del Congreso de Angostura, Vicepresidente del Departamento de Venezuela luego de constituirse la Gran Colombia en 1819 y Vicepresidente de La Gran Colombia, donde es llamado por Bolívar para presidir el Congreso Constituyente de Cúcuta en el 1821, pero Roscio, habiendo llegado a Cúcuta, afectado de salud, debilitado con el batallar de la vida, fallece el 10 de marzo de 1821 antes de ver materializada la expulsión de los realistas en Venezuela para junio de ese mismo año y de haber sido promulgada la Constitución de la Gran Colombia en agosto de 1821.

Juan Germán Roscio, es ejemplo de civismo, educación y acción, su legado ha sido turbado por el tinte belicista de la historia venezolana y sudamericana, pero sin lugar a dudas es uno de los máximos exponentes civiles del proceso emancipador de Venezuela y Sudamérica, por tanto, es nuestra misión preservar su legado y difundir su mensaje, de gran trascendencia en la construcción y preservación de los principios y valores republicanos de Venezuela.


File:Juan Germán Roscio.jpg
Imagen de Dominio Público: Retrato de Juan Germán Roscio ubicado en el Palacio Federal Legislativo en Caracas

[1] Hoy Universidad Central de Venezuela (UCV).
[2] Huggins, H., Vida y Obra de Juan Germán Roscio. Disponible en: www.youtube.com ,2013.
[3] Ciudad Española, ubicada en la orilla africana del estrecho de Gibraltar

lunes, 25 de marzo de 2013

Las contradicciones...


En política, en todas las corrientes del espectro político, pero sobre todo en la izquierda “revolucionaria”, los procesos de cambio no deben depender de un solo hombre, al contrario requieren de un despertar de la conciencia colectiva y, por tanto, un individuo en particular no debe ser indispensable para garantizar la continuidad de un proceso revolucionario genuino.

            Hace un par de años tuve la oportunidad de conversar con algunos dirigentes estudiantiles y académicos seguidores de Chávez, quienes señalaban que él como conductor de “La Revolución Bolivariana” era simplemente una herramienta que garantizaba en ese punto de inflexión (transición del modelo republicano puntofijista, al “nuevo” paradigma político venezolano) la continuidad en el poder, pero que en caso de que éste por alguna u otra circunstancia no siguiera en el poder, “la fortaleza de las instituciones” creadas en este nuevo “periodo histórico” y  la conciencia de sus seguidores daría posibilidad a la continuidad y crecimiento de ese movimiento político.

            Hoy veo a esos mismos dirigentes y académicos, inmersos en una profunda cólera (temor a perder el poder), pero además, hundidos en una profunda contradicción del discurso y el accionar político ¿Por qué? Porque aun señalando su manifiesta filiación a  una concepción “transformadora de la sociedad”, consideran la imagen del difunto Presidente como un “liderazgo insustituible” además, consideran que la línea “disciplinada” contraria a su irreverencia natural, garantiza la continuidad de ellos en el poder; ésta se basa en la candidatura de un “ungido” por el difunto Presidente, “ungido” que además manifiesta en público conductas profundamente contrarias a los postulados de la izquierda, a pesar de identificarse con ésta.

Ahora bien, les pregunto ¿Hay conciencia popular activa que garantiza la continuidad de la Revolución Bolivariana? No lo creo, nunca hubo “Revolución” sino chavismo…¿Están amalgamados ahora a una candidatura contradictoria ideológicamente sólo por mantenerse en el poder? Creo que sí. Ellos saben de la carencia ideológica que padecen, y por eso el exacerbado culto a la personalidad es su único medio para mantener el poder, porque el difunto Chávez generó una fuerte conexión con el colectivo, pero nunca contribuyó a fortalecer instituciones, al contrario las acabó, y por ello se ven obligados a respetar su “testamento” de lo contrario pierden legitimidad popular, porque su labor ideológica fue insipiente ¿Por qué adoptar conductas profundamente conservadoras contrarias a la irreverencia revolucionaria? Porque esos dirigentes y académicos antes “revolucionarios” demostraron que el poder no los corrompió sino los desenmascaró.

Donde hay hombres comprometidos con las instituciones, su huella queda, pero las instituciones que se conciben son las que deben manejar los procesos sociales de cambio y construcción de nuevas realidades. Donde el hombre se considera insustituible, su deceso causa crisis y la transición es muy difícil; Las posturas conservadoras se hacen necesarias, con tal de mantener el poder, donde nunca hubo convicción ni verdadera revolución.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Los dos Chávez...una huella imborrable.


El día 5 de marzo de 2013, fue anunciado en cadena nacional de radio y televisión, el deceso del ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, quien padecía de cáncer, diagnosticado desde el año 2011.
Habiéndose iniciado las honras fúnebres del ciudadano Presidente (el 6 de marzo de 2013), en la ciudad capital, Caracas, me encontraba en la ciudad de Mérida concretando algunos asuntos de índole personal y en medio de todo el asunto, no pude dejar de mirar a mi alrededor y en él encontré una atmósfera, plagada de recuerdos que marcan un ciclo histórico que cambio el rostro e idiosincrasia nacional para siempre.
            Chávez gobernó el país durante más de 14 años, siendo electo por primera vez Presidente, el día 6 de diciembre de 1998, iniciando un proceso de transformación en Venezuela, que iniciara con el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, con el objeto de dar al país un marco jurídico acorde a las nuevas realidades que vivía Venezuela; sujeto además a nuevos principios y valores, que erradicarían “las fallas” del sistema democrático impulsado desde el año 1958, que se encontró inmerso en una profunda crisis a partir de los años 80´s del siglo XX. Esta iniciativa se materializaría en 1999 con la promulgación de una nueva Carta Magna y junto con ella, a partir de 2005 promoverá el “Socialismo del Siglo XXI”, elementos que promoverán conflictividad social con factores que le adversan, pero sin dudas estos cambios se constituirán como uno de los más profundos llevados a cabo en la historia republicana de la patria, todo ello estará plagado de sentimientos y opiniones encontradas sobre el accionar de Chávez durante su gestión como Primer Mandatario Nacional.
            Quienes adversamos a Chávez, su gobierno y el proyecto que él encabezó, enumeramos de manera sistemática una serie de elementos por los cuales, no consideramos su visión de país como la más idónea para garantizar la paz, la armonía, la tolerancia, la preservación de la soberanía y el desarrollo; quienes le simpatizaron, enumeraron constantemente una serie de elementos por los cuales si consideraban su proyecto, como el mejor para transformar la realidad de una Venezuela inmersa en la desigualdad y el atraso.
            Hoy, observamos, como la historia ha desarrollado a dos personajes, el Chávez de la oposición y el Chávez del gobierno; el dirigente representante de la intolerancia y el sectarismo y el dirigente defensor de los pobres y promotor de la lucha de clases; observamos un Chávez promotor de una nueva concepción institucional patria y un Chávez destructor de la institucionalidad nacional, impulsor de la anarquía y legitimador de la arbitrariedad.

  Vemos pues como un personaje se encuentra plagado de contradicciones, producto de una dinámica política que llevó al país a un alto nivel de polarización, que resulta hoy en la construcción de una historia inmediata, plagada de subjetividades y que sólo podrá emitir una conclusión más profunda, con el paso de los años, determinando de una vez por todas con una seria ponderación, el balance real que su accionar nos vino a legar.
            Hugo Chávez y su gobierno de 14 años, es para la historia política venezolana, el punto de inflexión que marca la crisis y final del sistema concebido por el “Pacto de Punto Fijo” y el inicio, hoy, de una nueva etapa en la historia política venezolana, influenciada por su legado, que afectará el accionar de quienes le siguen y le adversan en la promoción de los cambios que Venezuela anhela.
            Su partida mortal ha dejado un vacío entre sus seguidores y la oposición, producto de un accionar político-ideológico que colocó a la persona sobre las instituciones, ello generará distorsiones que seguirán atentando contra la reconciliación de una Venezuela, ya fracturada por más de una década, que él sin lugar a dudas dividió.
 Donde hay hombres comprometidos con las instituciones, su huella queda, pero las instituciones que se conciben son las que manejan los procesos sociales de cambio y construcción de nuevas realidades. Donde el hombre se considera insustituible, su deceso causa crisis y la transición es muy difícil.
            Cuando un ser humano obra en pro de una genuina transformación social (positiva o negativa), su peso se hace notar, sólo entonces a la historia le corresponde juzgar. 

@diegorimer