viernes, 24 de junio de 2016

Sobre la economía colaborativa, segunda parte.

Los cuatro ejes transversales que constituyen la política participativa de esta alternativa ante la crisis. (Primero: El conocimiento abierto)

Los cuatro ejes transversales que constituyen la política participativa de esta alternativa ante la crisis. (Primero: El conocimiento abierto)
En la entrega anterior se habló sobre el concepto y objetivo de la economía colaborativa como alternativa ante la crisis, de igual manera se describió como elemento de transformación económica en virtud de los cambios que está sufriendo a la estructura de “El Mercado” a nivel global.
Este modelo tácitamente ha sido parte de nuestras vidas siempre, hoy con algunos agregados propios de las realidades que el mundo vive, sin embargo, es menesteroso señalar los cuatro ejes transversales que le identifican como política, estructura y realidad social, convirtiéndole en un modelo para el ejercicio de las diversas transacciones que a diario realizan los seres humanos, es decir el intercambio de bienes y servicios, escasos o no, a continuación es definido el primer engranaje de esta máquina global.
El conocimiento abierto: no es una innovación, sino la consecución de la construcción y difusión de herramientas interactivas de carácter científico o no, bajo el paradigma de la democratización en el acceso al mismo, entendiendo la realidad que vive el mundo en el presente y como es necesario difundir mecanismos o herramientas para “ilustrar” en las luces del siglo XXI a la sociedad.
Este aspecto puede ser discutido o combatido por las ramas más conservadoras de la academia, ya que toda la información es generada por el colectivo, calificado o no, en función de su voluntad de compartir de manera desinteresada trabajos académicos, consejos, opiniones, entre otros (Este artículo es una resulta del conocimiento abierto).
Hoy conocemos insignes ejemplos en distintas áreas: la popular red de Wikipedia, ésta es un vivo ejemplo de difusión masiva de conocimiento sin interés monetario que puede fungir como herramienta de desarrollo a sectores que no han tenido acceso a ciertos sectores de la educación, ampliamente criticada por la comunidad científica al observarse en muchos casos la ausencia de citas o trabajos que prueban lo allí publicado. Por el otro lado, en el campo de la estricta formalidad académica existen redes sociales como Research Gate, en donde catedráticos comparten sus experiencias científicas y se interconectan las Universidades evitando protocolos y medios formales que simbolizan gastos y obstáculos, sobre todo en las Universidades Públicas, particularmente en nuestro país, hoy, asfixiadas económicamente por un gobierno central enemigo de la educación. Por último, para citar otro ejemplo insigne, existe el portal web y aplicación YouTube de Google inc., originalmente concebido como un medio de entretenimiento, se ha convertido en la “televisión libre del siglo XXI” con toda clase de contenido, bueno, malo, útil e inútil.
El conocimiento abierto, permite el desarrollo de prácticas de programación de código abierto, fomentando el software libre y la creación de plataformas alternativas al yugo comercial corporativo tradicional o a una tutela estatal, a través del copyleft. También existen modelos de software con copyright en los que el pago por la utilización se establece en función de la aplicación que se haga del software, en entornos comerciales, permitiendo el desarrollo del pequeño y mediano empresario, generando por demás bienestar material en los programadores.
El conocimiento abierto es una consecuencia de la globalización, a través de la masificación de las redes, éste presenta muchas bondades pero que debe ser utilizado con cautela, ya que las liberalidades sui generis en algunas circunstancias permiten la difusión de información chatarra o desacertada, pero en su mayoría es una política participativa de crecimiento del individuo y las comunidades, que da pie al emprendimiento en todos los sectores.

@diegorimer

domingo, 19 de junio de 2016

Una alternativa de emprendimiento frente a la crisis: Economía colaborativa.

En la Venezuela de hoy, en el mundo de hoy, las dificultades que atraviesan familias muchas veces son imposibles de superar, en virtud de los avatares del destino y la innumerable cantidad de obstáculos que impiden el establecimiento de mejores condiciones para transformar la propia realidad y el entorno donde se habita; frente a estas circunstancias, la naturaleza misma del Mercado, intentando recomponerse para garantizar a todos acceso a bienes y servicios, asoma la posibilidad coyuntural de posible impacto estructural de tener una participación activa en el mismo. De la nombrada posibilidad nace el término “Economía Colaborativa” que proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy”, elemento con el que de alguna u otra manera hemos estado vinculados todas nuestras vidas.
La economía no es más que la garantía de acceso a bienes y servicios con el fin último de generar bienestar social, la economía colaborativa es la traducción de una acción dinámica que beneficia a los pequeños y medianos sectores de empoderamiento económico en una sociedad.
Según Alegre ‘’podríamos traducirlo literalmente: “Compartiendo economía”, si definimos Economía como <>. Es indudable que la desigualdad de las sociedades occidentales, ha contribuido al desarrollo de la economía colaborativa, como medio también de defensa y supervivencia.’’[1] Sobre todo, en nuestra sociedad hoy abatida por las nefastas políticas del socialismo del siglo XXI.
La economía colaborativa es la promoción de iniciativas basadas en el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TICS), que permiten la creación de diversos medios donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva ¿En qué sentido? Por ejemplo, el establecimiento de redes sociales, donde Ud. Por ejemplo puede ofrecer el establecimiento de su hogar como posada, para una temporada turística específica, ofreciendo servicios a la hospitalidad o la simple estadía, esto se encuentra en auge como alternativa, para la juventud emprendedora o las familias que necesitan ingresos extras a través de portales como “Air BnB” “Coach Surfing”, entre otros, promoviéndose un nuevo paradigma de hacer el turismo en donde la interacción la cultura y realidades de las localidades es más estrecha, accesible y humana, en contraposición al anonimato, alto costo y deshumanización que las grandes cadenas hoteleras promueven, que ciertamente han sido y continúan siendo una gran alternativa para quienes deciden hacer turismo. Sin embargo, desde este nuevo enfoque, el ciudadano se empodera y expande con las herramientas que tiene a la mano, obligado y además motivado a ofrecer servicios de calidad, aprender nuevas culturas e integrarse a una sociedad globalizada que cada vez cierra más las brechas entre los países.
En el mismo orden de ideas, pero en otros rubros se brinda la posibilidad al beneficiario de estadía en una “X” localidad a través de redes como “Sin Rutina” realizar actividades por bajo costo que le sumergen en la destinación que visita, como, por ejemplo: servicios de SPA, asistencia a gimnasios locales, conocimiento de teatros y cultura “Underground” que sirven de complemento a la voluntad de conocimiento de los principales destinos que su ciudad ofrece.  
En una próxima entrega se describirán los 4 ejes transversales que constituyen la política participativa de esta alternativa ante la crisis: El conocimiento abierto, el consumo colaborativo en detalle, las finanzas compartidas y la producción colaborativa.
@diegorimer




[1] http://economistasfrentealacrisis.com/que-es-la-economia-colaborativa/