El día 5 de marzo de
2013, fue anunciado en cadena nacional de radio y televisión, el deceso del
ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael
Chávez Frías, quien padecía de cáncer, diagnosticado desde el año 2011.
Habiéndose
iniciado las honras fúnebres del ciudadano Presidente (el 6 de marzo de 2013),
en la ciudad capital, Caracas, me encontraba en la ciudad de Mérida concretando
algunos asuntos de índole personal y en medio de todo el asunto, no pude dejar
de mirar a mi alrededor y en él encontré una atmósfera, plagada de recuerdos
que marcan un ciclo histórico que cambio el rostro e idiosincrasia nacional
para siempre.
Chávez gobernó el país durante más de 14 años, siendo
electo por primera vez Presidente, el día 6 de diciembre de 1998, iniciando un
proceso de transformación en Venezuela, que iniciara con el llamado a una
Asamblea Nacional Constituyente, con el objeto de dar al país un marco jurídico
acorde a las nuevas realidades que vivía Venezuela; sujeto además a nuevos
principios y valores, que erradicarían “las fallas” del sistema democrático
impulsado desde el año 1958, que se encontró inmerso en una profunda crisis a
partir de los años 80´s del siglo XX. Esta iniciativa se materializaría en 1999
con la promulgación de una nueva Carta Magna y junto con ella, a partir de 2005
promoverá el “Socialismo del Siglo XXI”, elementos que promoverán
conflictividad social con factores que le adversan, pero sin dudas estos
cambios se constituirán como uno de los más profundos llevados a cabo en la
historia republicana de la patria, todo ello estará plagado de sentimientos y
opiniones encontradas sobre el accionar de Chávez durante su gestión como
Primer Mandatario Nacional.
Quienes adversamos a Chávez, su gobierno y el proyecto
que él encabezó, enumeramos de manera sistemática una serie de elementos por
los cuales, no consideramos su visión de país como la más idónea para
garantizar la paz, la armonía, la tolerancia, la preservación de la soberanía y
el desarrollo; quienes le simpatizaron, enumeraron constantemente una serie de
elementos por los cuales si consideraban su proyecto, como el mejor para
transformar la realidad de una Venezuela inmersa en la desigualdad y el atraso.
Hoy, observamos, como la historia ha desarrollado a dos
personajes, el Chávez de la oposición y el Chávez del gobierno; el dirigente
representante de la intolerancia y el sectarismo y el dirigente defensor de los
pobres y promotor de la lucha de clases; observamos un Chávez promotor de una
nueva concepción institucional patria y un Chávez destructor de la
institucionalidad nacional, impulsor de la anarquía y legitimador de la
arbitrariedad.
Vemos pues como un personaje se encuentra
plagado de contradicciones, producto de una dinámica política que llevó al país
a un alto nivel de polarización, que resulta hoy en la construcción de una
historia inmediata, plagada de subjetividades y que sólo podrá emitir una
conclusión más profunda, con el paso de los años, determinando de una vez por
todas con una seria ponderación, el balance real que su accionar nos vino a
legar.
Hugo Chávez y su gobierno de 14 años, es para la historia
política venezolana, el punto de inflexión que marca la crisis y final del
sistema concebido por el “Pacto de Punto Fijo” y el inicio, hoy, de una nueva
etapa en la historia política venezolana, influenciada por su legado, que
afectará el accionar de quienes le siguen y le adversan en la promoción de los
cambios que Venezuela anhela.
Su partida mortal ha dejado un vacío entre sus seguidores
y la oposición, producto de un accionar político-ideológico que colocó a la
persona sobre las instituciones, ello generará distorsiones que seguirán atentando
contra la reconciliación de una Venezuela, ya fracturada por más de una década,
que él sin lugar a dudas dividió.
Donde hay hombres comprometidos con las
instituciones, su huella queda, pero las instituciones que se conciben son las
que manejan los procesos sociales de cambio y construcción de nuevas realidades.
Donde el hombre se considera insustituible, su deceso causa crisis y la
transición es muy difícil.
Cuando un ser humano obra en pro de una genuina
transformación social (positiva o negativa), su peso se hace notar, sólo
entonces a la historia le corresponde juzgar.
@diegorimer
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