sábado, 25 de junio de 2011

“Inter arma, silent leges”: CUANDO LAS ARMAS HABLAN, LAS LEYES CALLAN.


Venezuela, un país fundado bajo los principios de la Libertad, la igualdad y fraternidad, cuya estructura se encuentra fundamentada en un Estado democrático y Social de Derecho, es decir dónde todos y cada uno de los venezolanos deberían tener acceso a la igualdad de oportunidades y donde todos y cada uno de los ciudadanos son iguales ante la ley. Venezuela como cualquier otro Estado entre sus fines está el garantizar la seguridad a todos sus ciudadanos con el objetivo de mantener la mayor armonía entre las relaciones sociales de las personas, Estado que no garantiza la seguridad Estado que incumple su primer cometido sin armonía social hay incapacidad de garantizar cualquier tipo de estabilidad.


Hoy en día Venezuela se ha convertido en uno de los países más violentos del mundo; La nación venezolana desafortunadamente ha pasado por un proceso de transformación realmente inexplicable, donde toda clase de institucionalidad democrática colapsó y en el que cada día la resolución de cualquier problema se da mediante la acción violenta entre los hermanos.


Nuestro país durante la década de los 70´s y 80´s fue considerado como uno de los más seguros de América Latina, pero a partir del inicio de la década de los 90´s con el colapso del gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez al momento de su destitución inexplicablemente la nación se ha visto inmersa con el último Gobierno del difunto Presidente Caldera y el actual Presidente Chávez en una profunda crisis institucional y moral donde la desconfianza hacia las instituciones democráticas por su ineficiencia y corrupción, además de la falta de oportunidades como el acceso a una educación de calidad, una vivienda digna, empleo bien remunerado han desarrollado en las principales barriadas del país un “Estado de caos”, donde la tasa de robos y hurtos se incrementaron de manera significativa producto quizás de que jóvenes y adultos que carecían de posibilidades y del cobijo de un Estado que les garantizara lo principal para luego desarrollarse individualmente tuvieron que iniciar incursiones en actividades delictivas para poder satisfacer sus necesidades básicas, en principio hasta un momento dónde al observar la ausencia de la Ley, el hampa se volvió en regla a tal punto que las personas que habitan en las principales ciudades del país son “presas” en sus viviendas rodeadas de púas o cercos eléctricos tal cual centro penitenciario, quienes manejan automóviles dejaron de disfrutar de tener el vidrio abajo o de usar la transparencia de los cristales, optando por vidrios ahumados para poderse sentir más seguros ante la escalada de robos que se vienen dando en los principales centros urbanos. Al observar ese supuesto pudimos notar como los principales organismos que velan por la seguridad de los ciudadanos, es decir, todos los cuerpos policiales y de investigación criminal no actuaban ni de manera oportuna ni responsable ante la cantidad de hechos delictivos que sucedían en las ciudades, esto abrió caminos a que el hampa común y el crimen organizado se desatara a tal punto que los ha vuelto “autoridad” en donde desafortunadamente el ciudadano ha sido el más afectado y el hampa ha impuesto el “reinado de las armas”; La tasa de homicidios se ha incrementado de una manera tan alarmante que este año (2011) la tasa nacional admitida por el mismo Ministro de Interior y Justicia es de 48 personas por cada 100mil habitantes, siendo inclusive más alta que la que tiene Colombia con alrededor de 37 homicidios por cada 100mil habitantes (Recordemos que Colombia es un país inmerso en una Guerra Civil hace más de 40 años, Estado contra las FARC), Venezuela según instituciones como el Observatorio Venezolano de Violencia señala que ha habido más de 150.000 muertes a manos del hampa en el país en los últimos 12 años, eso es una cifra vergonzosa a tal punto que supera en gran cuantía a la cantidad de muertos que ha causado el conflicto árabe-israelí en los últimos 30 años. Entonces hay alguna razón a parte de la carencia de oportunidades para que haya habido ese incremento tan alarmante en la tasa de homicidios, el incremento de robos, secuestros y hurtos en el país, a mi criterio si la hay es la impunidad, desarrollada a través del clientelismo, el compadrazgo y la corrupción en las principales instituciones encargadas de impartir y administrar justicia generando tal nivel de caos donde el hampa siente estar protegida por el Estado en vez de ser eficazmente perseguida por éste, por el contario entonces generando una especie de protección para ésta. Es decir que no siente amenaza alguna, un “Edén para los violentos laborando en Venezuela”.


Nuestro país necesita serias reformas y dichas reformas deben estar estructuradas de tal manera que garanticen la celeridad en los procesos, evitando situaciones que fomentan la violencia, colapso e ineficiencia del sistema carcelario tal cual sucede actualmente en las principales cárceles del país, hay superpoblación, personas sin procesar, inocentes pagando penas y sin condiciones adecuadas para generar la humanización y reinserción adecuada a la sociedad, siendo lejos de un centro de reformación humana, una Universidad del crimen, generando personas que tienen más odio por el sistema y hacen que éste actué entonces de peor manera en contra de la sociedad y el Estado; debe asegurarse que el ciudadano pueda tener confianza en las leyes para que nunca más vuelvan a reinar las armas, la única manera a través de acciones reales. La República además debe iniciar una serie de planes preventivos, a través de la garantía de la educación, la salud, la vivienda y el empleo, donde las familias más desposeídas que son las que generalmente son víctimas en el sentido que algún miembro termina incurriendo en actividades delictivas para subsistir tenga las condiciones de participar activamente y positivamente en la sociedad, debe además fomentarse un desarme y generar políticas direccionadas a erradicar el tráfico y consumo de drogas en la nación.

La Venezuela que todos deseamos es aquella que practique y mejore las prácticas que resultaron efectivas en algún momento y que no vuelva a cometer los errores del pasado, una Venezuela donde nuevamente la familia se sienta tranquila de salir a una plaza a compartir con sus hijos, la Venezuela donde pueda el ciudadano comprar lo que le guste y pueda usarlo libremente sin que alguien atente contra su vida sólo por haber comprado algo que obtuvo con el sudor de su frente, una Venezuela donde al igual que en el pasado los jóvenes disfruten plenamente y sanamente de su juventud sin estar temerosos de salir en las noches ante una posible arremetida del hampa.

Pensemos ¿Qué pasó? ¿Por qué pasó? Y como lo vamos a cambiar.

Diego Rimer.
Twitter: @diegorimer

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